Pequeñas historias de una gran historia

05
Dic

Pequeñas historias de una gran historia: Palestina Fadah, mujer sobreviviente de todos los martirios

En el año 1948, durante la Nakba (Catástrofe en árabe) cuando el pueblo palestino, a sangre y fuego, fue expulsado de sus territorios ancestrales, Fadah, siendo aún muy joven, debió huir de Bir as-Sab (Beer Sheva) junto a toda su familia y trasladarse a Gaza

Así dejaron las fuerzas ocupantes de Israel al pueblo de Az-Zanna, en Gaza, Palestina.
Una ligera llovizna y un cielo gris acompañan nuestra caminata por las calles, casi todas de tierra, que surcan Az-Zanna. Nos rodea un barrio en ruinas, pulverizado por una bestialidad que no encuentra palabras suficientes en los diccionarios, por una crueldad que nos deja, asimismo, sin palabras.
No hace falta que el frío invernal cale hasta los huesos para sentir dolor, también sobra la tarde nublada y triste para evocar el sufrimiento, basta con mirar alrededor, con escuchar las voces de los habitantes de ese pueblo olvidado de la justicia de los hombres, olvidado y martirizado, como toda Gaza.
El vecindario de Az-Zanna, ubicado al sur de la franja, fue bombardeado por el ejército de ocupación israelí con terrible saña. Sus habitantes, especialmente mujeres, ancianos y niños, sufrieron los horrores de un ataque masivo con armas letales, lanzadas desde poderosos tanques, drones, helicópteros y aviones, metódica y cobardemente, contra los hogares de personas indefensas, durante los 51 días de la brutal agresión sionista de julio y agosto pasados.
Fadah Abu Yama, una anciana de 86 años, sobreviviente de la Catástrofe de 1948, expulsada por Israel de sus tierras en aquella atroz arremetida colonialista contra el pueblo palestino, hoy habita una pequeña y endeble construcción improvisada cerca de las ruinas de su casa bombardeada. Fadah perdió a toda su familia y vive sola. Ya ha sufrido todos los males que un ser humano puede soportar. Su espalda se encorva para apoyarse sobre un rústico bastón de madera, le cuesta incorporarse pero no duda en salir con nosotros al camino y contarnos su historia, una historia que también es la Historia de Palestina.
En el año 1948, durante la Nakba (Catástrofe en árabe) cuando el pueblo palestino, a sangre y fuego, fue expulsado de sus territorios ancestrales, Fadah, siendo aún muy joven, debió huir de Bir as-Sab (Beer Sheva) junto a toda su familia y trasladarse a Gaza, a esta mínima franja de tierra, de unos 10 kilómetros de ancho por 45 de largo, bloqueada por aire, mar y tierra por uno de los ejércitos más poderosos y sanguinarios del planeta, y donde alrededor del 70% de sus pobladores son refugiados.
Fadah, nos habla rodeada por las ruinas y las bombas que dejó a su paso la ocupación sionista, tiene el halo trágico y hermoso de una alegoría viviente: Palestina, mil veces golpeada, agredida, sitiada y arrasada, se yergue con toda su indescriptible voluntad y fuerza, desafiando los avatares de un destino cruel e inmerecido. “Que Alá destruya al invasor israelí” nos dice finalmente, llorando de dolor y rabia. Nosotros, con el corazón en un puño, sólo respondemos “InshaAllah”*

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